23 jul 2010

El tren de la vida

Un tren avanza, espléndido y veloz, hacia su destino. Corta los campos como una flecha. Penetra las montañas. Traspasa los ríos. Cruza las ciudades se desliza como una serpiente mecánica, sin obstáculos. Su forma, su color, su velocidad: todo a la perfección. Dentro del convoy tiene lugar el desarrollo de un drama: el drama de la humanidad. Gente de toda raza. Gente que conversa y gente que calla. Gente que trabaja y gente que dormita. Gente que contempla el paisaje. Gente que negocia, preocupada. Gente que nace y gente que muere. Gente que ama y gente que odia secretamente. Gente que hasta discute la dirección del tren. Gente que cree haberse confundido de tren. Gente que protesta. Gente que proyecta trenes más rápidos. Gente que acepta el tren agradecida, disfrutando y celebrando sus ventajas. Gente que no tiene problemas: sabe que llegará con seguridad a su destino. ¿Por qué preocuparse? Gente que corre nerviosa, hacia los vagones de cabeza: ¡quisiera llegar más deprisa! Gente contradictoria, que va en dirección opuesta a la del convoy, caminando absurdamente hacia el vagón de cola. Y el tren sigue corriendo, sereno, hacia su prefijado destino. Transporta pacientemente a todos, sin distinguir entre el amargado y el comprometido. Ni deja tampoco de transportar gentilmente a sus contradictores. A nadie se le niega. Y a todos se les ofrece la oportunidad de realizar un viaje espléndido y feliz, teniendo la garantía de llegar a la ciudad del sol y del descanso. El viaje es gratis para todos. Nadie puede salir. Se vive dentro del tren. Y ahí es donde se ejercita la libertad: se puede ir hacia adelante o hacia atrás: cabe modificar los vagones o dejarlos intactos: se puede disfrutar del paisaje o aburrirse con los vecinos: es posible aceptar gustosamente el tren o rechazarlo con grosería. Mas no por eso deja el convoy de correr hacia su infatigable destino ni de cargar atento y gentilmente con todos.

En la vida se nos ofrece continuamente diferentes oportunidades que a veces dejamos pasar, otras las aprovechamos lo mejor que podemos y sabemos. Esta convivencia es una más, podemos quedarnos mirando como pasa el tren de la vida a nuestro lado, o podemos subir al tren e implicarnos, dando todo lo que tenemos, lo mejor que tenemos.

¿Y tú como manejas el tren de tu vida?

4 comentarios:

  1. O.O me encanta...
    sobre todo cuando empiezas a enumerar a gente. Espero que nos leamos, que veo que actualizas a menudo...

    Bss aliiiiiiiii

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  2. Monica porfa sigue también globos de agua (es que va en pack de dos XD)
    Por cierto ¿te gusta el nuevo blog? ^^

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  3. Hay que intentar no perder los trenes por que a veces no vuelven más, muy buen texto!

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  4. me encanta.
    (y yo también me llamo Mónica pero es un secreto)

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Gracias Laura! :)